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Los promotores refuerzan su estrategia para captar clientes en nuevos países tras la caída de ventas a los británicos

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23 - 01 - 2017

Se buscan compradores en Suiza, Polonia y Alemania para contrarrestar el «Brexit»

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David Navarro 22.01.2017 | 01:40

Las perspectivas no son nada alentadoras para el sector inmobiliario alicantino. Si el pasado verano las ventas de viviendas a británicos ya cayeron más de un 17% en la provincia, tras el referéndum que aprobó la salida del Reino Unido de la UE, los primeros datos sobre la evolución del último trimestre del año y el arranque de 2016 dibujan un panorama aún más sombrío para este mercado, según reconoce el presidente de la Asociación de Promotores de Alicante (Provia), Antonio Fernández. Una situación que ha llevado a que las empresas del sector refuercen aún más la estrategia de diversificación que desarrollan desde hace ya algún tiempo para evitar, precisamente, una excesiva dependencia de un único país.

Así, aunque de momento son Suecia y Bélgica los destinos que han logrado compensar el descenso de negocio entre los ingleses, los promotores han decidido apostar por abrir nuevos mercados y reforzar su estrategia de comercialización en tres países que hasta la fecha han tenido un peso más bien moderado en el negocio del ladrillo de la Costa Blanca, pero donde se observa un gran potencial de crecimiento: Alemania, Suiza y Polonia.

En los dos primeros casos es el elevado poder adquisitivo de sus ciudadanos lo que más atrae a los empresarios alicantinos, lo que encaja también con el giro que tratan de dar los promotores hacia un segmento de compradores más alto, que pueda pagar precios más elevados. Así, por ejemplo, frente a la media de 135.000 euros del conjunto de compradores extranjeros, los alemanes que adquirieron una casa en la provincia el pasado año se gastaron casi 150.000 euros, una cifra que se dispara hasta los 240.000 euros en el caso de los suizos, los que más pagan, según los últimos datos en poder del Colegio Notarial de la Comunidad Valenciana.

Por su parte, Polonia es en estos momentos uno de los países con más potencial de desarrollo de la UE, por lo que se prevé que, a medida que aumente su nivel de renta, también sus ciudadanos querrán comprarse una segunda residencia en un lugar con un clima más benigno al que están acostumbrados en Centroeuropa, como ya hacen sus vecinos.

Poco partidarios de las grandes ferias, donde aseguran que difícilmente se hace negocio, en Provia han apostado por la captación de agentes de la propiedad ya establecidos sobre el terreno, que puedan vender a sus congéneres las bondades de la Costa Blanca, según explica el secretario general de Provia, Jesualdo Ros. Para ello, los especialista de la asociación se encargan de localizar a estos profesionales y los invitan a visitar la provincia «para que conozcan el producto de primera mano y tengan toda la información». Es lo que se conoce como misiones comerciales inversas.

El objetivo es, en definitiva, que cuando un alemán o un suizo se dirija a su agente de la propiedad en busca de una casa de veraneo en el Mediterráneo, éste tenga en su catálogo las promociones que se estén desarrollando en ese momento en los principales municipios turístico de la provincia.
Temor a un exceso de oferta

En cuanto al mercado británico, Ros señala que su importancia en el negocio de la obra nueva es relativa «ya que la mayoría de transacciones que realizan en la actualidad son de viviendas de segunda mano que, muchas veces compran y venden entre compatriotas». Es decir, que aunque el golpe del «Brexit» pueda ser importante, no será mortal para el sector. El peligro real podría llegar si, como consecuencia del abandono del Reino Unido del club comunitario, una gran cantidad de residentes actuales decide abandonar también la provincia y desprenderse de sus viviendas, lo que podría generar la aparición de un nuevo stock de casas difícil de digerir, que tiraría a la baja de los precios.

En este sentido, desde Provia quieren reunirse con el Gobierno valenciano para que envíe un mensaje de confianza a estos ciudadanos, dejándoles claro que podrán seguir disfrutando de los mismos servicios públicos que ahora. Sobre todo de la sanidad, que es la principal preocupación de muchos de ellos, teniendo en cuenta que un gran porcentaje son jubilados. Aunque lo cierto es que el president Puig ya realizó una intervención pública en este sentido, los promotores creen que sería necesario reiterarlo e, incluso, realizar algún tipo de campaña informativa entre los británicos residentes en la zona.

No obstante, también es verdad que el estatus de estos ciudadanos dependerá mucho de las negociaciones que se desarrollen entre Bruselas y Londres a lo largo de los próximos meses. De momento, la primera ministra británica, Theresa May, ya ha señalado que su intención es respetar los derechos de los trabajadores europeos que actualmente residen en el Reino Unido con la esperanza de que también los británicos que viven en Europa puedan conservar los suyos. En el caso del sector inmobiliario alicantino, lo que está en juego es un mercado que sólo en 2015 movió más de 650 millones de euros.

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